Más que un mito

Que el mundo tiene sus pro y sus contra, aspectos terribles y magníficos, es bien sabido por todos. Un cliché sin fronteras sobre la mirada subjetiva de cada uno de los individuos que habitamos en él: el mito del vaso medio lleno-medio vacío.
Cada día ocurren cosas atroces, regular y hermosas, no existe lo absoluto, vivimos inmersos es una vida donde ciertas cosas quedan relegadas a un plano invisible, imperceptible. En él, impera una gran balanza que se inclina a favor de un lado u otro, según dependa. Jamas queda únicamente cargada de un solo lado. Y nuestra mirada, ajena a la balanza, mas no a su contenido, se inclina como ella lo hace, hacia el lado predominante, el lado opuesto se vuelve invisible y hasta inexistente a nuestro ojos.
Entonces, más allá de lo que pueda ocurrir en el mundo, tanto malo como bueno, si nuestro ojo puede entrar en este plano y observar detenidamente ambos lados de la balanza, podremos elaborar un poco mas objetivamente la situación, con lo cual nos daremos cuenta que nuestro estado de animo no depende únicamente de lo que acaece a nuestro entorno sino también de la forma en que lo vemos. Y ese mito (..o realidad?) inmortalizado en una hermosa canción, “Es un mundo maravilloso” es un mito, y hasta una meta personal, que cada uno puede convertir a partir de este proceso de visualización de la balanza. Si nuestros ojos observan un lado predominante y negativo, que observe, entonces por igual el lado dominado y relegado, cargado de suficiente esperanza y optimismo como para convertir lo negro en blanco, o quizás en un gris un poco mas claro, puesto que no existe lo absoluto.
Ver el mundo como algo bello es una idealización, una ilusión, un acto de inocencia y credulidad. Hacer de éste un mundo maravilloso, dejando a un costado, mas no olvidado, el aspecto negativo que predomina (o no) o bien convirtiéndolo, reciclándolo en algo mas puro y positivo para nuestro espíritu, luchando día a día, ya no es una idealización.. es un acto de valentía.